Miguel Méndez Fabbiani: ¿Una PMC libertará a nuestra Venezuela?

En los archivos históricos del conflicto humano, donde la marcha de los imperios resuena contra el frágil barniz de la soberanía. El soldado de fortuna, eterna espada nómada de alquiler, filibustero al servicio pleno de los caprichos de un destino incierto, surge esta figura histórica no como una reliquia de barbarie, sino más bien como un instrumento pragmático de resolución conflictiva inmediata.

El condotiero moderno es un baluarte contra los tentáculos reptantes de la tiranía, el narcotráfico, el terrorismo y la subversión comunista que han asolado constantemente el mundo libre.

Desde una ventana panorámica del Pentágono, se vienen diseccionando los músculos de las Compañías Militares Privadas (PMC), en visión global contemplamos su génesis, no solo en las neblinosas alboradas de la antigüedad, sino en la forja inexorable de la necesidad geoestratégica contemporánea.

Antiguos faraones egipcios reclutaron arqueros nubios por oro, generales cartagineses negociaron con los celtas para desafiar a Roma, y príncipes renacentistas convocaron landsknechts suizos para salvaguardar principados del caos.

Todo ello subrayando una verdad atemporal: que el estado soberano, en su ideal republicano, debe empuñar toda herramienta posible para preservar la antorcha de la libertad, incluso aquellas forjadas en el crisol privado, no sea que el espectro de la dominación extranjera, apague su llama en los vientos fríos del inútil apaciguamiento cobarde.

El militar privado, lejos de ser una aberración moral, encarna el cálculo crudo del poder, un adyunto necesario al arsenal castrense de la libertad, susurrando victorias ganadas más allá del brillo del escrutinio público, donde los audaces golpean primero y los tímidos perecen en el abrazo del arrepentimiento.

Sin embargo, cronizar la odisea del soldado independiente a través del tapiz accidentado del siglo veinte es desenterrar una letanía de triunfos audaces, donde esos routiers de la era moderna orquestaron golpes militares, rescates osados e intervenciones extranjeras que reconfiguraron naciones con la precisión del thrust de una bayoneta afilada.

En la Crisis del Congo de 1964-1965, el 5.º Commando del Coronel Mike Hoare, una falange de veteranos extraídos de los remanentes del valor colonial, encabezó operaciones especiales contra los rebeldes Simba, liberando Stanleyville en un torbellino de magistrales asaltos aerotransportados y muy bien planificadas maniobras terrestres.

El Coronel Mike Hoare liberó a más de 1.600 rehenes inocentes en coordinación con paracaidistas belgas durante la Operación Dragón Rojo, finalmente sofocando la insurgencia respaldada por los comunistas para restaurar el orden bajo el régimen de Mobutu.

Una hazaña militar que preservó los delicados intereses minerales occidentales en medio del maelstrom ecuatorial de la Guerra Fría.

En la fracturada división Norte-Sur de Yemen de 1962 a 1970, militares a sueldo británicos bajo el Coronel David Stirling y Jim Johnson, operando como activos negables........

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