León Sarcos: W.H. Auden y el arte de leer
Los versos… son la canción personal y el lenguaje… gracias a los cuales es posible aun para los que respiran compartir el pan con los muertos. W.H. Auden (1907-1973)
Grande entre los grandes, para el premio nobel de literatura Joseph Brodsky (1987), Auden es el mejor de los poetas del siglo XX. El tercero de la triada consagrada de poetas ingleses, cronológicamente, después de W. B. Yeats (1865-1939) y T. S. Eliot (1888-1965), dos grandes maestros de cuya influencia supo deshacerse de manera elegante y con una confianza única en su arte.
Auden fue de los tres, quien hizo de la poesía un género efectivamente democrático, capaz de asumir una visión y un sentir que incluía el amor personal, la política y el concepto de ciudadanía, la religión y la moral, la relación entre los seres humanos como individuos y el anónimo e impersonal mundo de la naturaleza, cuando sus antecesores amenazaban con encapsularla en un sublime hermetismo.
W.H. Auden visto por Joseph Brodsky
Cuenta el poeta Brodsky, en un emotivo y exquisito ensayo titulado Complacer a una Sombra, que desarma el alma de aflicciones, que estando preso, en un pequeño poblado perdido entre pantanos y bosques, cerca del círculo polar, condenado a trabajos forzados en 1964 por parasitismo social –castigo impuesto a todo artista que no exaltara la revolución bolchevique– fue cuando quedó prendado apasionadamente, para siempre, de la poesía de Auden.
Era la segunda vez que leía una antología, esta vez en inglés, enviada por un amigo de Moscú. Por mera casualidad, el libro se abrió en ‘‘A la memoria de Yeats”, de Auden. Entonces, dice el poeta, yo era joven y particularmente interesado en las elegías como género, sin tener personalmente a nadie a quien dedicarle una.
Esos ocho versos trimétricos hacían que esa tercera parte del poema sonara como la mezcla de un himno del Ejército de Salvación, un canto fúnebre, y una canción de cuna: El tiempo que es intolerante / con los valientes y los inocentes / indiferente en una semana / a un físico hermoso / adora al lenguaje y perdona / a cualquiera que vive por él; / perdona la cobardía, la arrogancia / pone sus honores a sus pies.
Ese verso deslumbra al poeta y lo hace exclamar: No podía salir de mi asombro. Creo que simplemente me rehusaba a aceptar que tiempo atrás, en 1939, un poeta inglés hubiere dicho:
‘‘El tiempo adora al lenguaje’’, y que aun así el mundo a mi alrededor continuara siendo lo que era. Porque ‘‘adorar’’ es una actitud de lo más pequeño hacia lo más grande. Si el tiempo adora al lenguaje, quiere decir que el lenguaje es más grandioso, o más viejo, que el tiempo, el cual es, a su vez, más viejo y grandioso que el espacio. Así me enseñaron y así lo siento.
Nace un poeta en York
Wystan Hugh Auden, poeta y ensayista, nació en York, Inglaterra, el 21 de febrero de 1907 y se nacionalizó estadounidense en 1946. Su exilio a los Estados Unidos en 1939, poco antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, fue duramente criticado por muchos de sus compatriotas, a los que respondió no sin ironía y cerca de la irritación:
Si hubiera sido piloto o bombero sin duda habría regresado de inmediato, pero con mi oficio de poeta, muy poco podía hacer contra Hitler.
Ingresó a Oxford en el año 1925, a los 18 años, con una beca para biología, pero al siguiente se mudó al inglés luego de escuchar una conferencia del escritor, filólogo y lingüista J.R.R. Tolkien. En 1930 su primer libro, Poems, fue aprobado por T. S. Eliot para su publicación en la editorial de este, Faber & Faber, la cual adoptó de forma permanente para la publicación de sus libros.
Hay una faceta muy bella de la vida de Auden. Me refiero a una pasantía como maestro de escuela para niños, donde llegó a ser durante cinco años muy admirado y querido por toda la comunidad estudiantil (1930-1935): dos años en la academia de Larchfield de Helensburg (Escocia) y tres en la escuela Downs de Malvern Hills. Durante esa estadía, sentado con tres compañeros tuvo la visión de ‘‘ágape’’ –amor especial por Dios y sacrificante por el prójimo– y descubrió que los amaba por sí mismos, experiencia que lo induciría a volver a la Iglesia original de sus padres, la anglicana.
Razón poética vs imaginación subversiva
Auden escribió aproximadamente 400 poemas, incluyendo siete largos poemas y fue también un extraordinario crítico y escritor de ensayos, entre los que resaltan los de Shakespeare, Poe, Lowell, Valery, Woolf, Cavafis, Hofmannsthal, Lawrence, Wagner y Verdi, entre otros.
A juicio de algunos críticos, su poesía se muestra más elaborada por ideas que por sensaciones o cosas; aunque no lo manifieste explícitamente, se desprende de su poética un racionalista que siempre prefirió la lucidez de controlar el verso y saber lo que estaba haciendo. Allí radica su gran diferencia con la amplia gama de poetas que desde el romanticismo, pasando por Rilke y los surrealistas, hasta llegar a........
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