La situación actual de Venezuela es un recordatorio de los peligros del comunismo y su capacidad para socavar la democracia y los derechos humanos. Apoyar a quienes buscamos reponer la democracia robada no debe ser visto como un acto de empatía o solidaridad superficial, sino como un apoyo basado en la sensatez, la seguridad internacional, en el que los países se vean reflejados en una barbarie como la que nosotros los venezolanos vivimos, para que no les pase y empujar para sacar a la dictadura del poder usurpado.
Por esa escasez de respaldo, que a mi parecer en algunos casos es complicidad, en estos momentos en los que se tienen pruebas del fraude electoral, en los que algunos gobiernos no quieren ver la verdad, sino hacerse los locos, se siente crecer la incertidumbre y la desesperanza, por lo que es crucial abordar la realidad venezolana con transparencia y honestidad.
El llamado que le hago a esos países indiferentes, a los cómplices ni vale la pena........