César Pérez Vivas: el rostro bueno de la patria

La entrega del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, celebrada el pasado miércoles 10 de diciembre en la ciudad de Oslo, ha permitido mostrar al mundo el rostro verdadero de Venezuela: el de una nación decente, luchadora, honesta y profundamente democrática. El evento permitió, igualmente, dar a conocer a la opinión pública global, una vez más y con mayor profundidad, la magnitud de la tragedia que padecemos tras 26 años de régimen castro-chavista.

En efecto, el rostro de María Corina, y el de su hija al recibir el galardón y leer el discurso de su madre, revelaron la verdadera dimensión de una nación que resiste estoicamente la barbarie instalada en el poder. Una nación de gente buena, trabajadora, educada y valiente. Frente a la camarilla de holgazanes, violentos y criminales que ejercen arbitrariamente el poder, el mundo pudo apreciar también a una legión de venezolanos responsables y resilientes.

Esas cualidades adornan a la ganadora del Nobel y a su familia allí presente, pero también las encarna con igual dignidad Edmundo González Urrutia y su familia. Lo mismo puede decirse de los centenares de compatriotas que esperaron, hasta la madrugada del jueves 11 de diciembre, frente al hotel, la llegada de María Corina, luego de su accidentado y peligrosos viajes. En una ciudad de por sí fría, en pleno invierno, esa expresión de venezolanidad habla del amor a la patria y de la calidad humana de quienes un día se vieron forzados a dejar su tierra.

Pero quizá la mejor descripción de nuestro amor a la democracia, a la libertad, a la modernidad, al bienestar y a la justicia la ofreció el presidente del Comité Nobel, el Dr. Jørgen........

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