Una democracia se sostiene sobre dos pilares fundamentales: la libertad de expresión y la justicia. Democracia es sinónimo de libertad. En sentido amplio, sin límites, salvo aquellos linderos establecidos para salvaguardar los derechos del prójimo en cualquier sociedad, cuyo desenvolvimiento está regulado por normas que se dictan, aplican y obedecen con la finalidad de garantizar la convivencia ciudadana.
Pensar sin más limitaciones que aquellas barreras que el propio ser humano se ponga en su derecho a discernir. Expresar sus ideas, defenderlas en cualquier escenario en donde se debatan temas que conciernen a las personas que no se inhiben, a la hora de comunicar sus puntos de vista sobre un tópico determinado, como cuando se opina sobre las verdaderas causas del cambio climático o las disquisiciones que surgen en torno a la igualdad de género, por ejemplo. No debe haber ni una pisca de dudas sobre el valor y significación que tiene y cobra el principio de la libertad de expresión en un conglomerado que se jacte de proclamar la existencia de un sistema democrático. Por tal razón, resguardar y defender, a todo evento y a todo costo, el derecho a pensar libremente y a dar a conocer nuestras inclinaciones, meditaciones y propósitos, es más que un derecho una obligación irrenunciable para poder preservar el patrimonio más relevante de una sociedad como es la democracia y su correlativa........