Con teclas sí hay paraíso
Creo no estar mal si digo que estamos ante la última generación que tecleó en una máquina de escribir, invento que duró alrededor de un siglo, desde sus primeros prototipos mamotréticos hasta los modelos eléctricos y electrónicos que contaban con pantalla LSD, algo de memoria interna y un tambor rotatorio entre otros avances atrasados, que fueron la antesala al computador personal.
Desde que conocí la primera, o la primera que recuerdo haber conocido, la de mi casa, desde pequeño me pregunté por qué las letras y sus teclas tenían esa distribución tan anárquica. Debo decir que la máquina de mi casa era roja, bueno, es. La tengo yo, me la birlé. Es una Olimpia 69 y con ella hice trabajos de bachillerato, de universidad, escribí cartas, los primeros poemas y me acompañó a mi primer trabajo profesional (no había máquina para “el nuevo”), que fue titulando películas de cine y redactando anuncios para promocionarlas.
Pero,........
© La Opinión
visit website