El emperador va desnudo

No es mi cumpleaños, pero me han regalado una chapa ochentera de solidaridad con el pueblo kurdo de Rojava. No debo de ser tan mala gente cuando mis amigos me siguen soportando desde que íbamos al colegio, y encima me hacen regalos sin venir a cuento. Porque sí. Porque saben que me va a gustar.

Como así ha sido. Kurdos: un pueblo sin patria, odiado, atacado y obligado a defenderse. Mujeres luchadoras, que toman decisiones en las asambleas, trabajan en las comunas agrícolas, no usan velo porque saben que no es tradición ni mandato de Alah, sino imposición masculina, y combaten a los nuevos nazis, los yihadistas, de igual a igual al lado de los hombres. Cómo no iba a gustarme.

Lo incomprensible hubiera sido que me regalaran el pin de la Agenda 2030. Ese del roscón de colorines que nuestros políticos se ven obligados a lucir en la solapa de sus impecables trajes hechos a medida, para así adoctrinarnos en lo enriquecedor que va a resultar para las empresas del Ibex35 que apostemos por un capitalismo verde y ecosostenible.

Y que confiemos la alimentación del pueblo español a terceros países.

Porque, ¿para qué desaprovechar el campo zamorano apacentando ovejas, unos bichos altamente contaminantes........

© La Opinión de Zamora