No es cosa de denominar a los dirigentes políticos con los calificativos utilizados hace unos días por un académico de La Lengua Española en Antena 3. Pero sí de decir que tienen, al menos, una miaja de cara dura. Sin ir mas lejos, el señor Fernández, a la sazón presidente de Castilla y león, le ha recordado al gobierno central, recién nombrado, los temas pendientes para con Zamora. De manera especial los que conciernen a Monte la Reina y a unas cuantas autovías y carreteras, incluida alguna de competencia autonómica, o sea, suya. Al Sr. Fernández le asiste todo el derecho y, por ende, la obligación de reclamar todo lo que sea menester al Gobierno Central. Pero, quedaría mejor, si antes hubiera hecho los deberes propios de su competencia. También, si hubiera mostrado cierta sensibilidad para con esta tierra, en lugar de fijar su vista exclusivamente en Valladolid. Eso, al menos, es lo que se deduce de la Constitución Española, en su artículo 103: "la Administración Pública actuará de acuerdo con los principios de descentralización y desconcentración".

No son pocos los proyectos del gobierno de la comunidad autónoma de Castilla y León, con respecto a Zamora, que no solo no han llegado a materializarse, sino que tienen toda la pinta de no ejecutarse nunca: unos por tema de plazos, otros por permanecer en el olvido. Son tantas las promesas incumplidas que con ellas podrían llenarse enormes trampantojos.

Si hubiera algo de verdad en los mensajes que emanan del mundo de la política, al Sr. Fernández no le hubiera quedado otra que reconocer que las carencias en tema de comunicaciones por carretera no son cosa de ahora, sino que datan de tiempos pretéritos, incluido el mandato del presidente Rajoy y su fiel lugarteniente, nuestra paisana Ana Pastor (aquella que se olvidaba de decir en las entrevistas que era zamorana, cuando la presentaban como gallega). Pero claro, reconocer los incumplimientos dificultaría aparecer en primera fila de las fotos verbeneras de los partidos.

Del Gobierno central, tampoco puede esperarse demasiado. Máxime teniendo en cuenta que el nuevo ministro de Transportes, el señor Puente, exalcalde de Valladolid, y estilista del lenguaje en cuestión de metáforas (Por aquello de comparar la Ley de Amnistía con un embarazo no deseado) en el poco tiempo que lleva ejerciendo, parece solo mostrar preocupación por hacer llegar el AVE al País Vasco, y no por los problemas de la España del interior. Algún mal pensado podría decir que lo del AVE forma parte del precio a pagar a los nacionalistas euskaldunes por los votos que han aportado a la investidura.

El nuevo gobierno está regando de millones de euros a Doñana, al objeto de calmar las ínfulas de los andaluces, que han clamado lo indecible hasta hacer valer la equidad, aquello que viene a decir la Constitución en su artículo 40, de que "hay que favorecer las condiciones que permitan una distribución de la renta regional y personal equitativa".

Decía el otro día un pesimista que lo peor de todo, es que nada, o poco, podemos hacer en Zamora para revertir la situación. Que solo nos queda mostrar nuestra desazón. Que, ni siquiera tenemos un triste diputado que llevarnos a la boca para poder ofrecerlo al mercadeo gubernamental, como han hecho otras autonomías. Porque los diputados provinciales de los partidos que teóricamente nos representan están a otra cosa, y poco puede esperarse de ellos. De modo que sacar alguna tajada por la puerta de atrás del horno, aprovechando el contubernio actual, lo tenemos difícil.

Otro paisano, más pesimista aún, y extremista a la vez, se lamentaba de que no existiera por estos lares algún partido condenado por corrupción que pudiera defender con éxito nuestros intereses, o algún fugado de la justicia que chantajeara al Estado, para satisfacer nuestras necesidades.

Lo cierto es que, aquí y ahora, la mayoría de nosotros permanecemos dormidos, acunados por el cantarín sonido que brota de las aguas del rio cuando saltan alegremente sobre las azudas. Pasamos los días contando las cigüeñas que anidan en las espadañas de las iglesias, en lugar de acordarnos, entre otros, del artículo 130 de la Constitución, que dice que "los poderes públicos atenderán a la modernización y desarrollo de todos los sectores económicos, y en particular de la agricultura y la ganadería, al objeto de equiparar el nivel de vida de todos los españoles".

QOSHE - Fernández le pone deberes al Gobierno central, pero se olvida de ponérselos a sí mismo - Agustín Ferrero
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Fernández le pone deberes al Gobierno central, pero se olvida de ponérselos a sí mismo

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11.12.2023

No es cosa de denominar a los dirigentes políticos con los calificativos utilizados hace unos días por un académico de La Lengua Española en Antena 3. Pero sí de decir que tienen, al menos, una miaja de cara dura. Sin ir mas lejos, el señor Fernández, a la sazón presidente de Castilla y león, le ha recordado al gobierno central, recién nombrado, los temas pendientes para con Zamora. De manera especial los que conciernen a Monte la Reina y a unas cuantas autovías y carreteras, incluida alguna de competencia autonómica, o sea, suya. Al Sr. Fernández le asiste todo el derecho y, por ende, la obligación de reclamar todo lo que sea menester al Gobierno Central. Pero, quedaría mejor, si antes hubiera hecho los deberes propios de su competencia. También, si hubiera mostrado cierta sensibilidad para con esta tierra, en lugar de fijar su vista exclusivamente en Valladolid. Eso, al menos, es lo que se deduce de la Constitución Española, en su artículo 103: "la Administración Pública actuará de acuerdo con los principios de descentralización y desconcentración".

No son pocos los proyectos........

© La Opinión de Zamora


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