Hay una tendencia en este país a separar lo que acontece por ahí fuera de los avatares de la política interna. Incluso aunque esta desempeñe un papel protagonista, a veces hasta determinante, en las cuestiones internacionales. En ocasiones, fuerzas políticas radicalmente enfrentadas en el patio nacional presentan unos desconcertantes niveles de coincidencia en torno a conflictos que suceden allende nuestras fronteras.
Tomemos, por ejemplo, la cuestión palestina. Gentes de muy diversa procedencia (que van desde Vox a Junts per Cataluya, pasando por el PP y por sectores progresistas cercanos al PSOE) expresan una sorprendente e inquietante actitud de apoyo más o menos explícito al genocidio y a la limpieza étnica que, perpetradas por el ejército de Netanyahu, se están transmitiendo en vivo y en directo a toda la humanidad. Incluso la posición oficial crítica que mantiene la socialdemocracia europea, personificada en Borrell y Sánchez (los alemanes estarían absolutamente alineados con el Estado hebreo), en la medida que enfatiza en el ‘derecho de Israel a defenderse’ (una fuerza ocupante carece de ese derecho, tan solo tiene la obligación de poner fin a la ocupación) y mantiene en el campo de la hipótesis el hecho de que Israel pudiera estar cometiendo crímenes de guerra (Borrell), en cierto modo banaliza un tanto el insoportable comportamiento de Israel, que golpea a diario la dignidad del mundo entero.
Lo que une a todos estos sectores que, con matices a veces relevantes,........