Tomás Rodaja, personaje principal de la novela El licenciado vidriera publicada por Cervantes en 1613, tiene un origen deliberadamente oscuro. Habiendo abandonado su hogar muy joven, se niega a decir de dónde procede; al menos, hasta que haya atesorado los suficientes méritos para que su patria sea honrada por él. Ha nacido, por tanto, en un lugar de cuyo nombre, tampoco él, quiere acordarse. Ama los estudios, aunque le tientan las armas, y por ello se decide primero a probar suerte como soldado. Pero pronto resulta víctima de un encantamiento funesto, a manos de una hechicera morisca, que obra al servicio de una amante despechada. Las malas artes empleadas no consiguen dominar la voluntad de Tomás, pero quiebran su salud primero, y después su razón. Tras una penosa convalecencia al borde de la muerte, despierta completamente loco.

En su delirio se hace llamar Vidriera, porque piensa que todo su cuerpo está hecho de vidrio, y actúa temeroso, como si fuera a romperse a la menor ocasión. A la vez, una misteriosa sabiduría se ha apoderado de él. Entreverando locura y razón, sus palabras resultan inspiradas, provistas de un raro conocimiento para lo más profundo, pero también para lo más sarcástico y crítico, frente a una sociedad hipócrita, que vive de la buena opinión y la apariencia. Interrogado por las gentes, para todos tiene contestaciones dignas de registrarse en memorias, o de volar de boca en boca. Cuando llega la curación, el tiempo de su descarada sabiduría queda atrás. Tomás elige entonces el digno destino de soldado, para morir poco después.

Don Quijote y Tomás comparten un parentesco indiscutible, y a la vez, el desgraciado Tomás se acomoda admirablemente a la figura del melancólico, estudiada por Robert Burton el año 1621 en un libro extraordinario titulado Anatomía de la melancolía. Uno se convierte en melancólico por muchas razones. Algunas parecen médicas, como la mala dieta, el excesivo estudio, el haber nacido de padres débiles o ancianos, la aversión a las relaciones sociales y hasta los trastornos del sueño. Pero otras son de una naturaleza más oscura y terrorífica, como haber nacido bajo el signo de una mala estrella, o peor aún, haber sido atormentado por malos espíritus y demonios, o caído víctima de algún hechizo.

El melancólico puede ser una persona cortés, prudente, e incluso sabia, de una extraordinaria consideración hacia los demás, y dotada de gran inteligencia (pues los intelectos privilegiados son propensos a esta enfermedad). Pero no por ello escapa a accesos de locura, a violentos ataques. En casos extremos puede llegar a tener complicadas visiones que sólo existen para él. Se conforman entonces cuadros y pinturas nunca vistas para otro. Llega incluso a creer que su propia naturaleza corporal ha cambiado, y puede pensar, por ejemplo, que su cabeza se ha separado del cuerpo, o que sus miembros se han convertido en vidrio, exactamente igual que le ocurrió al desventurado Vidriera. El vidrio, nacido de combinar, casi de manera alquímica, las habilidades y técnicas humanas con los dones de la naturaleza, resulta, por su delicadeza y su elaborada fabricación, el símbolo de la sabiduría, de la pureza y del conocimiento. No en vano Cervantes recurre a esta imagen en El curioso impertinente, para ilustrar las bondades del amor conyugal, pero también su fragilidad, que no ha de ser sometida a pruebas excesivas que lo destruyan.

El viejo hidalgo manchego, poco dado a salir e interesarse por mejorar su hacienda, leía versos de pastores e historias de caballeros. La fealdad del mundo le provocaba un miedo atroz; sin esposa ni hijos, se enamoraba en secreto y no decía nada; las noches eran sus días y los días sus noches. Refugiado en su estudio, con su galgo corredor a los pies, y a la luz de una vela, devoraba historias de valientes, damas, magos y demonios. El bien brillaba y vencía en sus lecturas, mientras que de puertas para afuera el mundo se resquebrajaba, los imperios se tambaleaban, las buenas gentes pasaban necesidad y los malvados triunfaban. Alonso Quijano, llamado ‘El Bueno’, se replegaba sobre sí mismo en un creciente descontento frente al mundo, de cuyas filas desertaba. La melancolía le abría, al fin, las puertas de la bondad y la belleza.

QOSHE - Alma de melancolía - José Antonio Molina Gómez
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Alma de melancolía

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25.01.2024

Tomás Rodaja, personaje principal de la novela El licenciado vidriera publicada por Cervantes en 1613, tiene un origen deliberadamente oscuro. Habiendo abandonado su hogar muy joven, se niega a decir de dónde procede; al menos, hasta que haya atesorado los suficientes méritos para que su patria sea honrada por él. Ha nacido, por tanto, en un lugar de cuyo nombre, tampoco él, quiere acordarse. Ama los estudios, aunque le tientan las armas, y por ello se decide primero a probar suerte como soldado. Pero pronto resulta víctima de un encantamiento funesto, a manos de una hechicera morisca, que obra al servicio de una amante despechada. Las malas artes empleadas no consiguen dominar la voluntad de Tomás, pero quiebran su salud primero, y después su razón. Tras una penosa convalecencia al borde de la muerte, despierta completamente loco.

En su delirio se hace llamar Vidriera, porque piensa que todo su cuerpo está hecho de vidrio, y actúa temeroso, como si fuera a romperse a la menor ocasión. A la vez, una misteriosa sabiduría se ha apoderado de él.........

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