Cruceristas que no se sabe si van o vienen. / Efe
Soy un hombre amarrado a puerto. Nunca he ido de cruceros. Pero siempre he hecho difusos planes para embarcar en uno. Me atrae el Caribe pero eso no tiene mérito porque el Caribe parece atraer a todo el mundo. Me atrae el viejo Mediterráneo y me atraen los fiordos como a otros les atraen los helados de vainilla o los crucigramas. Todo el mundo los sitúa en Escandinavia pero fiordos hay también en Montenegro, cerca de Kotor, por ejemplo, bellísimo pueblo medieval cuyas casas casi se derraman en la mar. Cuando llega un crucero parece que anclara en la calle mayor. Desde las ventanas, los cruceristas ven........