Han terminado las fiestas navideñas, las bullas, las comidas copiosas, el jaleo de fin de año con sus uvas y sus característicos fuegos artificiales. Tras ellas, aún cansados, comenzamos un ciclo nuevo. Lo hacemos con alegría, con ganas de hacer las paces con nuestro yo más íntimo. Procuramos olvidar las metas que no pudimos alcanzar durante los meses que se fueron. Es cierto que nos las propusimos con seriedad, con la esperanza de llevar a cabo otras expectativas y, por un motivo u otro, no llegaron a hacerse realidad.
Este año vendrán días sin estrenar. Se nos ofrecen en las páginas en blanco de esta que estrenamos, en la que estamos dispuestos a ser felices, a cubrir sus hojas de momentos entrañables, pequeños y grandes. Para ello........