Que no amanezca todavía
Que siga siendo Navidad un poco más. Que no amanezca todavía, que no amanezca, por favor. / l.o.
Conozco Málaga desde todos los ángulos posibles, a pesar de que no me gusta salir. Al menos, no de la manera en la que la gente de mi generación piensa cuando dice la palabra ‘salir’. Aprendí los nombres de las calles de mi ciudad viendo procesiones por las que pasaban, y por donde no, imaginándome cómo serían por allí. Me conozco sus olores en todas las estaciones y la he observado desde los cristales de los autobuses, de los taxis y desde las ventanas de los cinco pisos en los que he vivido. La he recorrido en bicicleta propia, de alquiler, en patines y corriendo alguna media maratón y muchas carreras del Corte Inglés. He sentido mi ciudad desde la euforia de un amor correspondido, la tristeza de una pérdida, o la rabia de un suspenso. He mirado su cielo desde el mar, la montaña o las ventanas de aquellas clases de la Universidad de las que recuerdo muy buenos momentos aunque nos costara entender de qué nos estaban hablando. He escuchado su latir, el sonido del mar, el del afilador, el del mercado de Atarazanas al bullir y el de las colas del Warner, el Sin Perdón o el Andén. La mayoría de las veces la he recorrido caminando, casi siempre sólo y muy temprano,........
© La Opinión de Málaga
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