Me preocupa cuando el meollo de una discusión o negociación política es gastar más en esto o aquello. El objetivo no puede ser gastar más; debe ser alcanzar un determinado objetivo. Y el gasto público debe ser visto y entendido como un instrumento. Igual que puede serlo la regulación.

Pongamos un ejemplo. Se puede desplegar política de vivienda en arrendamiento construyendo inmuebles con cargo al presupuesto; o se pueden subastar terrenos públicos para la promoción de viviendas de alquiler sin posibilidad de venta a los inquilinos. La mejor opción dependerá de cada caso. Habrá que estudiarlo.

De la misma manera, podemos aumentar el gasto en educación subiendo de forma lineal el sueldo a todos los profesores un 20% sin ninguna condición ni requisito; o podemos invertir la mitad de ese dinero en financiar iniciativas contrastadas previamente mediante pruebas piloto para potenciar los dos extremos de la distribución en los talentos, los más dotados y los que tiene más dificultades. Con la mitad del dinero, generaríamos un efecto sustancialmente más positivo sobre los resultados educativos y la satisfacción de los niños y sus familias.

Todo lo anterior me lleva a incidir, una vez más, en la enorme importancia de evaluar las políticas públicas y todas las ideas y propuestas, a veces ocurrencias, que pueblan el universo público; de contar con equipos de expertos y grupos de trabajo que reflexionen sobre cómo se hacen las cosas y cómo se deberían hacer; de favorecer e impulsar la innovación y la implementación de pruebas piloto previas a la generalización de actuaciones o los cambios normativos.

Lo anterior cuesta tiempo y dinero. Pero sus efectos serían tan beneficiosos y positivos que todos nos preguntaríamos cómo hemos podido vivir tanto tiempo gobernándonos desde la intuición y la inercia; y cómo hemos estado tan equivocados en centrarlo todo en cuánto se gasta y olvidarnos del cómo y en qué se gasta en concreto.

No es gastar más, es cumplir objetivos de forma inteligente

No es gastar más, es cumplir objetivos de forma inteligente

Me preocupa cuando el meollo de una discusión o negociación política es gastar más en esto o aquello. El objetivo no puede ser gastar más; debe ser alcanzar un determinado objetivo. Y el gasto público debe ser visto y entendido como un instrumento. Igual que puede serlo la regulación.

Pongamos un ejemplo. Se puede desplegar política de vivienda en arrendamiento construyendo inmuebles con cargo al presupuesto; o se pueden subastar terrenos públicos para la promoción de viviendas........

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