Provengo de una región, Cajamarca, que siempre se enorgulleció por su ganadería. “Aquí”, le oía decir a mis familiares y amigos, todos ganaderos, "tenemos las mejores vacas del Perú. Nuestra leche es la mejor, y nuestros quesos y mantequillas están a la altura de los que se producen en Francia, España e Italia”.
Había mucha hipérbole en la frase, pero también mucho orgullo. Y aunque la expresión podía resultar exagerada, lo cierto es que los cajamarquinos comíamos productos lácteos de buena calidad, mantequillas untuosas y puras, y quesos mantecosos y “tipo suizo” que nos alegraban la vida y, de paso, nos llenaban de calcio y minerales y vitaminas y nos nutrían.
Con el paso del tiempo, y un poquito de conocimiento y viajes y curiosidad, descubrí que nuestra industria láctea primero, no era industria,........