Arequipa canta y baila al ritmo de las más famosas melodías populares mexicanas, esas que tienen a Pedro Infante y Juan Gabriel, Paquita la del Barrio y Pandora, Luis Miguel y Molotov como protagonistas, gracias al arribo de María Mezcal, más que un bar, un concepto nacido en Lima hace tres años, que ha cambiado la manera de entender la diversión en muchísimos lugares pues sus imitadores abundan, no solo en el Perú sino en varias partes del mundo. Sí, un concepto local (pero vinculado a la cultura popular mexicana), pirateado en el planeta entero. Hoy, llamémosle éxito.
En efecto, la tan anhelada expansión de María Mezcal ha empezado por Arequipa. Algunos dirán que ese crecimiento ya es internacional, pero más allá de la humorada, es una muestra de que su concepto puede expandirse –más allá de las copias, buenas y malas– fuera de Lima, que hay un público deseoso –local, foráneo– de vivir aquello que solo podía ver a través de las redes sociales o asistiendo a los locales de los imitadores.
Los gestores de María Mezcal se toman las cosas con calma. Saben que tienen una joya en las manos y, por eso, la cuidan, la valoran y avanzan seguros, pero con prudencia. Por eso, aunque podían franquiciar la marca y ganar millones (no lo duden), prefieren manejar ellos mismos la operación, pues saben que su prestigio se sustenta en esa “Doña” (María Mezcal) que hoy hace cantar a Lima y Arequipa y, de su mano, pronto al mundo… por qué no.
Pero no nos emocionemos (más) aún, y contemos lo vivido estos........