Políticos de ida y vuelta

Sé muy bien que algunos de los que lean estas líneas, escritas a vuelapluma, pensarán que es un sueño o una utopía imposible de acometer, pero me gustaba mucho una proclama del primer Podemos, que rezaba: “Estamos de paso en la política”. Levantar esa bandera y ser consecuente con la misma, implicaba algunas cosas muy importantes que, con el tiempo, han sido discretamente arrinconadas por otra idea que, sin hacer ruido, ha ganado terreno hasta imponerse en el día a día y ser aceptada como si formara parte de una suerte de sentido común: lo importante es hacer política en las instituciones -a pesar de que continuamente se ha señalado que Podemos tenía o debía tener un pie aquí y otro en las calles- y dirigir el partido con sabiduría.

Se ha dado por sentado que para avanzar en esa doble dirección era preciso acumular conocimiento y experiencia, todo un complejo aprendizaje, un saber hacer que, si se era consecuente, ineludiblemente requería permanecer en los cargos, tanto en los diferentes niveles de las administraciones públicas como en los órganos de dirección del partido.

Así han funcionado las cosas en esa izquierda que, en sus comienzos, parecía querer aportar un impulso transformador, remover los cimientos del statu quo vigente. En ese proceso de realismo quedaron en el camino, relegados en la practica cotidiana, olvidados de hecho, por inviables, esos........

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