Un reciente artículo aparecido en El País de la reputada periodista Soledad Gallego-Díaz tiene el siguiente titular: Ocupar Bruselas, objetivo ultra. Estoy de acuerdo con que ese es el objetivo… y lo tienen cada vez más cerca. Todos los pronósticos señalan que las candidaturas ultras conseguirán aumentar de manera sustancial su peso en el Parlamento Europeo y, de esta manera, ganar influencia en el conjunto de las instituciones comunitarias.
Si finalmente lo consiguen, la situación en Europa se tornará muy preocupante (ya lo es, en realidad). Puede que no tanto debido a que eso implique la demolición de la denominada “construcción europea” como porque las políticas aplicadas -en materia de migración y derechos sociales, por ejemplo- tengan la impronta de esas derechas.
Hay que denunciar y enfrentar esa dinámica, y, sobre todo, hay que analizar las causas de fondo que la están alimentando. En este sentido, son muy diversos los factores que dan cuenta del creciente respaldo electoral de las derechas extremas (¿dónde están las supuestamente moderadas?).
Aquí no entraré en este asunto, que considero trascendental para la reflexión de las izquierdas. Tan sólo quiero recordar que, según Eurostat (la oficina estadística europea), el número de personas que en 2022 se encontraban en situación de pobreza o exclusión........