Uno de los factores que da cuenta de la regresión en materia de derechos sociales y laborales que estamos experimentando reside en el avance de la ultraderecha -dentro y fuera de Europa y también a escala global-. Un avance que supone un ataque frontal contra derechos básicos que creíamos consolidados y plenamente reconocidos en las políticas públicas. Las consecuencias económicas, sociales y medioambientales de esta dinámica son dramáticas y, en la actualidad, perfectamente visibles.
Se trata de partidos con un apoyo electoral creciente, como han puesto de relieve las recientes elecciones al Parlamento Europeo, pero que ya era manifiesto en las consultas celebradas en los últimos años. Partidos que están entrando con fuerza en las instituciones y que también están ocupando sin complejos -diría que con arrogancia- las calles. Con su actuación están borrando las líneas rojas aparentemente infranqueables que preservaban derechos básicos de la ciudadanía.
Estos partidos no son outsiders de la política que intervienen en la misma en asuntos periféricos o meramente simbólicos. Entran con una agenda de profundas transformaciones estructurales y cuentan con un formidable apoyo mediático, económico y, en el Estado español, de sectores relevantes de la judicatura,........