No sólo de pan...

Cuando hace más de 500 años, la conquista de los ibéricos sobre nuestros territorios mesoamericanos deformó las sociedades ya milenarias, compuestas en ocasiones por comunidades que mantenían relaciones comerciales y compartían manifestaciones culturales y concepciones religiosas, no las desaparecieron, pues los invasores ibéricos no sólo no se asimilaron con los nativos, sino que los discriminaron y diezmaron con notable crueldad, tanto a los habitantes como a sus símbolos, con incendios, destrucción, saqueo de sus riquezas materiales y asesinatos, torturas, violaciones físicas y morales…

Pero los nativos del continente eran tan inteligentes como los invasores, y el desprecio de éstos permitió que los nativos conservaran lenguas y religiones, modos alimenticios y solidaridad comunitaria, en una palabra, que conservaran sus respectivas culturas, porque los iberos no se mezclaron masivamente con los indígenas, de modo que la única simbiosis religiosa se dio en una imagen de Dios y de una Virgen que rápidamente revistieron a otras deidades respetadas por los pueblos. Gracias a esto, los invasores, sin proponérselo, protegieron a los habitantes –hombres, mujeres y niños– para explotarlos sin saber que en ellos protegían a la vez ancestrales culturas que habrían desaparecido del planeta, y nosotros, los mestizos, no sospecharíamos siquiera lo que fueron nuestras raíces.

Porque al final, fue la fuerza de las culturas prehispánicas la que venció a los invasores en el tiempo, tanto por la riqueza material e inmaterial de la........

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