Carencias
La vida en común en el país se ha debatido entre los deseos de mejora y los límites impuestos por las continuas carencias. Y no sólo en lo general estas limitantes han sido causantes del dolor y el sufrimiento cotidiano de la mayoría ciudadana.
En lo individual han estado presentes, hasta de manera grotesca, mostrando su omnipresente fuerza destructiva de ilusiones y negación de perentorias necesidades básicas. Padecerlas tiene efectos nocivos en la seguridad personal sin exceptuar lo colectivo. Estas aseveraciones rigen para casi todas las capas sociales. Sólo algunas de estas categorías, los más encumbrados en riqueza, pueden sentir que los alejan de cualquier dejo de insatisfacción. Aunque, tal vez en ese cuartel, sufran por la imperiosa, compulsiva, búsqueda de mayor acumulación de todo tipo de satisfactores y dispendios. Lo cierto es que, para infortunio de las mayorías, el malestar ocasionado se intercala en la medida que se desciende en los escalones de ingresos. En la pobreza, ya ni siquiera se puede hablar de carencias, sino de un estado de postración y ausencia de cualquier salvoconducto benéfico.
Proponer medidas que permitan al menos agrandar las zonas sin carencias es lo conducente. Máxime cuando se promete un........
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