Campo mexicano, nadar con los tiburones

Estados Unidos es la más mayor potencia agrícola mundial. La alimentación en México depende, en mucho, de los granos, oleaginosas y carne que nos vende. Somos el principal destino de las exportaciones estadunidenses de maíz, puerco y productos porcícolas, lácteos, carne y derivados de aves de corral, trigo y azúcar. Somos segundo lugar en harinas de soya y alimentos preparados. Y el tercero en soya (https://shorturl.at/1Nrph). Alimentariamente, estamos subordinados al vecino del norte. Casi las tres cuartas partes de la comida que adquirimos del exterior proviene de allí.

No son sólo mercancías suntuarias (que las hay). Son, principalmente, alimentos que necesitamos y consumimos diario. Imaginemos por un momento lo que sucedería si, por cualquier razón, dejara de abastecernos. El Tío Sam es, también, el más importante comprador de nuestros productos agropecuarios: adquiere 92 por ciento de nuestras ventas al exterior en este rubro. En 2023 alcanzaron más de 41 mil 900 millones dólares.

Tenemos casi todos los huevos en la misma canasta. Pensemos qué acontecería si decidiera dejar de adquirirlas o cobrara aranceles por hacerlo. ¿Qué haría México si, de un día para otro, se encontrara con miles de litros de cerveza y tequila y toneladas de aguacates, frutos rojos o jitomates que no pudo colocar en los mercados en que antes lo hacía? Muchos de esos negocios están en manos de conglomerados trasnacionales. Tan sólo las........

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