Añoso y nuevo conflicto
Su majestad imperial Donald Trump siempre encuentra motivo para crear apuros en la relación bilateral. Prende fuegos y él mismo los apaga, pero no los nulifica, sino que los regresa a su cartuchera; ya los volverá usar. Bien hace la presidenta Claudia Sheinbaum en irlo llevando despacito.
El de hoy es el vetusto conflicto por el aprovechamiento del agua que se produce y utiliza a lo largo de la frontera, y en esta ocasión lo agrava la inquietud que a usuarios mexicanos provoca la nueva ley mexicana sobre el manejo del agua.
Es un problema que, visto a la ligera, no plantea novedad alguna, pero bajo la óptica de la actual relación con Estados Unidos, toma el cariz de riesgo a la relación bilateral precisamente cuando el tratado trilateral está por entrar a revisión. Algo tiene de brujo el señor Trump.
La realidad es que el agua es un fenómeno mundial, lo que realza la autenticidad y trascendencia del asunto; véase: 70 por ciento de la superficie mundial está cubierta por agua y sólo 2.5 por ciento es dulce, pero para peor, descuéntese de ella toda la que está congelada o es inaccesible.
En cuanto a la copropiedad de las aguas de México y Estados Unidos, está regulada por el Tratado de Aguas entre México y Estados Unidos de 1944. El........





















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