El 24 de julio de 2024 es una fecha que debe formar parte del calendario mundial de la infamia, porque fue el día en que el principal genocida del siglo XX, el nazisionista Benjamin Netanyahu, fue recibido con alfombra roja en el Congreso de los EEUU. Al evento oficial asistieron la totalidad de legisladores del Partido Republicano y más de la mitad de los del Partido Demócrata, ya que unos treinta de ellos se negaron a ir ese día al Capitolio. El Carnicero de Tel-Aviv habló durante 52 minutos y se le ovacionó y aplaudió en 52 ocasiones, es decir, una vez cada minuto. Fue aplaudido a rabiar, tal si fuera una vedette de la farsándula o un deportista famoso y no un vulgar criminal que debería estar en una cárcel por el resto de su vida.
Que genocidas y asesinos sean recibidos en las altas instancias del poder de los EEUU en realidad no es nuevo, ni es sorprendente. Cabe recordar que por el engalanado hemiciclo del Capitolio o las confortables oficinas de la Casa Blanca han desfilado en los últimos 90 años todo tipo de genocidas y criminales. Valga evocar algunos ejemplos. Los Talibanes fueron recibidos en la década de 1980 por Ronald Reagan, a los que bautizó con el apelativo de "combatientes por la libertad". Por allí se pasearon horondos sanguinarios dictadores: Mobuto Sese Seko (de Zaire), recibido por Richard Nixon; Ferdinand Marcos (de Filipinas), agasajado por Ronald Reagan; Mohamed Suharto (de Indonesia), aclamado por Bill Clinton. Tiempo atrás, el "Buen Vecino", Franklin Delano Roosevelt, recibió a Anastasio Somoza (Nicaragua) en 1939 (al que llamaba "nuestro hijo de puta"), y en ese mismo año a Leónidas Trujillo ("nuestro otro hijo de puta", de República Dominicana), aunque este último no tuvo recibimiento oficial. Para no ir tan lejos, recordemos que, en enero de 2022, el Establishment de EEUU [es decir, Congreso y Presidente] acogieron con aplausos al pelele Juan Guaidó al que anunciaron de esta forma en El Capitolio, y no es un chiste, aunque parezca: "Con nosotros está en la galería el presidente legítimo de Venezuela". Ese día el títere fue aplaudido por congresistas e invitados, y una de la que más aplaudió fue la Demócrata Nancy Pelosi.
A los espacios del establishment entran como Pedro por su casa los genocidas y eso no sorprende, por tres razones. Primero, porque gran parte de los congresistas son genocidas, directos o indirectos, ya que están implicados en las numerosas y permanentes agresiones de Washington contra el resto del mundo, lo cual quiere decir que tienen untadas las manos de sangre. Segundo, todos los presidentes de EEUU después de la Segunda Guerra Mundial han sido genocidas y muchos de ellos han estado sentados en El Capitolio en su papel de senadores durante décadas, siendo el mejor ejemplo Job el Genocida Biden. Tercero, en el Capitolio y la Casa Blanca se han dado cita en diversos momentos genocidas y criminales a los que EEUU respalda y de los que se sirve para........