Europa ha anunciado elevados aranceles a la importación de coches eléctricos chinos, una medida que no sólo es una mala idea, sino también arriesgada.
A mediados de mayo Biden llevó la guerra económica contra Beijing a nuevas cotas al imponer una serie de nuevos aranceles a los productos chinos. En aquel momento nos preguntamos si Europa se dejaría arrastrar a una guerra comercial destructiva o si lograría trazar su propio rumbo autónomo y construir una relación económica constructiva con China.
La respuesta definitiva llegó un mes después. Siguiendo el ejemplo de EEUU, la UE ahora también decide imponer altos derechos de importación a los automóviles eléctricos (EV) procedentes de China. Además de los derechos de importación existentes del 10%, habrá derechos adicionales del 17% al 38%. Es decir, aranceles de entre el 30% y el 50%. Unos aranceles altos, pero aún menores que el impuesto del 100% en EEUU. Los nuevos aranceles se aplican tanto a las marcas chinas como a las marcas occidentales fabricadas en China.
Esta decisión viene tras una investigación de siete meses de la Comisión Europea que "reveló" que toda la cadena de suministro de la industria de vehículos eléctricos de China está siendo supuestamente subsidiada por el gobierno chino, desde el refinado de litio (materia prima clave para las baterías) hasta la producción y el transporte de vehículos eléctricos.
"Rival estratégico"
Los nuevos aranceles de importación no surgieron de la nada, forman parte de una estrategia comercial más amplia de la Unión Europea. De seguir así las cosas, Occidente y, por tanto, Europa perderán su supremacía, tanto económica como tecnológica, a consecuencia del ascenso de China.
Según los centros de poder occidentales, China también está ganando demasiada influencia en Asia, África y América Latina. Quieren evitarlo a toda costa.
Para detener este ascenso y su influencia cada vez mayor, Occidente recurre cada vez más al proteccionismo. EEUU está tomando la iniciativa y Europa sigue dócilmente. En el pasado reciente la UE identificó a China como «rival estratégico» y la presidenta de la Comisión, von der Leyen, prometió una estrategia comercial agresiva y reforzada hacia China.
Ya existían impuestos sobre las importaciones de plástico de China y es posible que se introduzcan nuevas medidas contra las turbinas eólicas y los paneles solares chinos. Bajo la presión de........