El genocidio que el ejército israelí está perpetrando hoy en Gaza no es un desliz, sino el fruto lógico de un proyecto imperialista y colonial establecido a finales del siglo XIX: el sionismo. Para comprender adecuadamente lo que está ocurriendo hoy en día es necesario examinar los orígenes y las apuestas de esta ideología y movimiento judío.
1. La cuestión judía
Los judíos han vivido dispersos por todo el mundo desde tiempos inmemoriales. Siglos antes de la caída de Jerusalén (70 d.C.), unos 3,5 millones de judíos vivían en la diáspora y solo medio millón residía en Palestina (1). Tras la caída, menos de 1.000 quedaban en esa tierra.
La situación de las distintas comunidades judías de la diáspora era muy diversa. Algunas eran prósperas y libres. En algunas regiones los notables judíos ocupaban incluso puestos de autoridad, en otras los judíos vivían en lo más bajo de la escala social, estaban oprimidos y eran blanco fácil del antisemitismo, especialmente en las regiones cristianas.
A finales del siglo XIX el capitalismo atravesaba una grave crisis. Gran parte de la población empobrecía. La clase dirigente necesitaba un chivo expiatorio para fomentar la unidad nacional y desviar la atención de la crisis, y en aquel momento ese chivo expiatorio fueron los judíos. Hubo brotes de antisemitismo tanto en Europa Oriental como Occidental. La Rusia zarista se vio sacudida por brutales pogromos en 1881 y en Francia, por ejemplo, se produjo el caso Dreyfus a finales del siglo XIX (2).
Durante ese periodo se formularon dos respuestas respecto a esta oleada antisemita. Para judíos progresistas como Karl Marx y Moses Mendelsohn la batalla se debía librar sobre el terreno contra todo aquello que fuera reaccionario. Otros, como Theodor Herzl, fundador del sionismo, optaron por la huida y, según ellos, los problemas de los judíos solo se podrían resolver en un Estado judío propio (3). De hecho, eso fue el punto central del sionismo.
Theodor Herzl.
2. Escaso apoyo dentro del judaísmo
En un principio se consideraron varios lugares para ese Estado judío propio, entre ellos Uganda, Kenia, Argentina y Palestina. Al final eligieron Palestina, un país que tenía la ventaja de que los mitos (4) del Tanaj (5) se podían utilizar para movilizar a los judíos en todo el mundo (y su cercanía a Europa). Además, como veremos más adelante, este plan contaba con el pleno apoyo del imperialismo británico.
El sionismo fue creado por un puñado de intelectuales judíos. Contó con muy poco apoyo en sus primeras etapas. Varios círculos judíos se opusieron ferozmente a esta nueva ideología. Tanto el movimiento reformista como los judíos ortodoxos y el movimiento socialista (6) se opusieron a la idea de un Estado judío.
En el siglo XIX la burguesía judía estaba en su mayor parte bien integrada en la sociedad burguesa y la economía capitalista, de modo que sus miembros se centraron más en la asimilación que en la segregación. La idea de un Estado judío propio les parecía disparatada, totalmente incoherente con sus intereses. Tampoco los obreros judíos, que estaban influenciados por la Internacional Comunista, sentían demasiado entusiasmo por el sionismo (7).
Fue sobre todo entre la pequeña burguesía judía que no conseguía ascender y, más concretamente, entre intelectuales, donde surgió el sionismo y encontró seguidores. La crisis del capitalismo golpeó duramente a la clase media y había pocas perspectivas de futuro para ella dentro de este sistema.
En resumen, en sus primeros años el sionismo fue apoyado principalmente por intelectuales pequeñoburgueses y era solo un movimiento minoritario dentro del judaísmo. Antes de la I Guerra Mundial el movimiento sionista no logró convertirse en un actor importante dentro del judaísmo.
La emigración a Palestina propugnada por los sionistas tampoco tuvo demasiado éxito. Entre 1881 y 1925 casi cuatro millones de judíos emigraron de Europa, pero sólo un 1% de ellos buscó refugio en Palestina en ese momento.
3. Apoyo imperialista y nazi
Los sionistas tenían poco apoyo de los sectores judíos, pero sí contaban con Gran Bretaña. A finales del siglo XIX el imperialismo está en pleno apogeo (8) y un Estado judío en Palestina conviene a los imperialistas británicos, por varias razones.
Los británicos querían controlar Oriente Próximo, de modo que un Estado judío en esa región y bajo influencia británica podría ser muy útil en este sentido. Palestina tenía una gran importancia estratégica debido a su proximidad al Canal de Suez (abierto desde 1869), que da acceso a la ruta más corta hacia Asia. A partir de 1935 el petróleo desempeñó un papel igualmente importante: el suministro de petróleo de Irak hacia el Mediterráneo también pasaba por este país (9).
A finales del siglo XIX el Imperio otomano estaba en pleno declive y había la posibilidad real de que se formara un Estado árabe grande y fuerte en el vacío que........