Religión sin poesía” llamaba Roberto Hernández Montoya al neoliberalismo. Los diez mandamientos de esta superstición están sintetizados en El consenso de Washington, redactado por John Williamson en 1989. Quien lo aplica, aunque se disfrace de revolucionario, neoliberal se queda; quien lo combate es revolucionario, aunque lo tilden de trasnochado.
En dos frentes se libra la batalla contra el decálogo neoliberal (que transcribimos entre comillas).
En el frente interno nacional:
1. “Disciplina en la política fiscal, enfocándose en evitar grandes déficits fiscales en relación con el producto interno bruto”;
-Pero el capitalismo enfrenta periódicamente crisis cada vez más graves, que hasta ahora sólo han sido paliadas mediante políticas fiscales de incremento del gasto público de dos categorías: a) Incremento del gasto público según la idea keynesiana del “multiplicador de la inversión”: erogaciones estatales que reactiven la producción, creen empleo y posibiliten el consumo, y b) guerras que disparen la producción de armamentos, empleen trabajadores en ésta, recluten desempleados como soldados y garanticen una demanda permanente destruyendo armamentos y vidas. Todos los países desarrollados admiten políticas de déficit fiscal: la deuda pública global supera actualmente el 333% del producto interno bruto anual del mundo.
2.“Redirección del gasto público en subsidios”.
-Los subsidios públicos son indispensables en áreas como fomento de la producción interna, investigación científica, protección de la naturaleza, cultura.........