A la hora de redactar la presente columna no había una sola prueba de que la opositora venezolana María Corina Machado hubiera sido secuestrada. Consecuentemente, tampoco había prueba de que en esa presunta acción hubieran intervenido agentes del gobierno de Nicolás Maduro.
Pero casi todos los medios internacionales influyentes, periodistas y comentaristas de rápido acomodo, derechistas ex presidentes latinoamericanos y el aspirante a ser instalado como mandatario en sustitución de Maduro, Edmundo González, dieron de inmediata como buena y firme la versión del secuestro, difundida originalmente por un comandito de apoyo político a la Machado.
Vehemencias se desataron, exigencias incendiarias surcaron la campiña de Internet y, pasado un rato, la propia Machado hizo un video señalando que estaba libre y segura, aunque la habían perseguido y había perdido una carterita azul con pertenencias.
Más tarde, agregó que la habían detenido tras la que iba a ser la marcha masiva del pueblo venezolano contra la dictadura. Fue tan masiva que apenas juntó unas 3.000 personas, de las cuales unas 300 eran periodistas. El chavismo, como........