Transcurrió ya el primer cuatrimestre de gobierno de Javier Milei, asumido como “libertario” y “anarco capitalista”, quien se jacta de llevar adelante el “ajuste más grande de la humanidad” [1] y al mismo tiempo convocar a los empresarios a invertir en Argentina porque es “un excelente caso de negocios para entrar y ganar mucho dinero”.
Está clara la identificación de Milei con el orden capitalista y su vocación para hacer funcionar a un sistema en evidente crisis, no solo en su territorio, sino en todo el planeta. Milei sustenta una concepción de política económica para todo el mundo. Es lo que sostuvo en Davos, en el Foro Económico Mundial [2] y en la cumbre conservadora en EEUU. [3]
Su alineamiento de política internacional es con EEUU y con Israel, sin fisuras, en una prédica en contra de toda alternativa al capitalismo, sea el socialismo, el populismo, en la que solo incluye a la izquierda en esta categoría, tanto como al feminismo, el ambientalismo, o cualquier demanda que restrinja la dinámica de la explotación de la fuerza de trabajo y el saqueo sobre los bienes comunes.
Las manifestaciones discursivas contra los presidentes de México, Colombia o Brasil, son parte de una diatriba agresiva contra Cuba, Nicaragua o Venezuela en nuestro territorio, pero especialmente contra China y los países sancionados unilateralmente por Washington y sus aliados en Europa y Asia.
Argentina con Milei es parte de la ofensiva ultraderechista que pretende consolidar la ofensiva del capital en contra del trabajo, de la naturaleza y de la sociedad.
Beneficiados y perjudicados
Luego de 4 meses resulta evidente identificar en su gobierno quienes son los beneficiarios y quienes los perjudicados de la política económica. Entre los beneficiados, todo remite a las primeras disposiciones asumidas desde el 10 de diciembre del 2023. En ese momento se dispuso:
a) una devaluación, con un dólar que pasó de 400 a 800 pesos y con devaluaciones programadas del 2% mensual para cotizar actualmente a 864 pesos por dólar según el BCRA;
b) la liberación de los precios, habilitando la remarcación de bienes y servicios favoreciendo las ganancias concentradas del sector hegemónico del empresariado local y externo.
Ambas dinámicas se mantienen, ya que existe una fuerte presión para profundizar el rumbo de la devaluación de la moneda y continuar con el realineamiento de los precios relativos, especialmente el aumento de las tarifas de servicios públicos. La realidad es un alza inflacionaria en moneda local y en divisas.
Es un rumbo que disparó la inflación en diciembre del 2023 al doble de la mayor marca del gobierno anterior en noviembre del pasado año, del 12,8% al 25,5%, que anualizada a febrero del 2024 alcanzó el 276,2%; con una proyección según indican consultores al BCRA del orden del 190% para todo el año 2024, desde el 20,6% de enero, el 13,2% de febrero, un estimado similar para marzo y, si se cumple, una proyección de un dígito mensual desde abril o mayo.
Grandes ganadores son entonces los sectores más concentrados de la producción y exportación local, entre ellos, del agro negocio, de los hidrocarburos y de la minería, precisamente los mismos sectores transnacionalizados que el........