El eje fundamental de estas elecciones al Parlamento Europeo lo ha marcado, sin lugar a dudas, el conflicto en Ucrania. En primer lugar, como reflejo inmediato de la posición de la dirigencia comunitaria al respecto de la pugna geopolítica en curso; y en segundo lugar, porque gran parte de las problemáticas sociales e incluso político-ideológicas que se están generando son consecuencias directas de la misma.
La guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania es el resultado de la instrumentalización de EEUU y algunas potencias europeas de los conflictos internos de esta nación para favorecer un golpe de Estado en 2014, que tuvo como primera consecuencia el inicio de una guerra civil, con el único fin de crear una amenaza directa a la Federación de Rusia en medio de la actual pugna geopolítica mundial.
No obstante, este conflicto, a diferencia de otros escenarios similares de clara instrumentalización geopolítica en otras partes del mundo, es de carácter regional, debido a que se desarrolla de forma directa en territorio europeo. En ese sentido no es de extrañar, en primer término, el temor en los Estados europeos limítrofes a que el conflicto pueda escalar hacia sus fronteras.
Igualmente, la agudización de este conflicto supone una nueva llegada masiva de refugiados.
Mientras vemos a Emmanuel Macron y a otros líderes de la Unión Europea (UE) aumentar la tensión contra Rusia, las voces que en Europa han exigido frenar toda posibilidad de escalada a través de negociaciones han sido perseguidas, tachadas de prorusas, y silenciadas por políticos y medios.
Desde una perspectiva económica una alianza euroasiática sería beneficiosa para Europa; desde una perspectiva política, la paz entre los vecinos garantiza estabilidad y prosperidad; y finalmente, desde una perspectiva narrativa, el lenguaje amenazante de las potencias europeas comienza a generar rechazo y hartazgo.
Ursula Von der Leyen, del Partido Popular Europeo que resultó vencedor en las elecciones, ha llamado a........