El CEO de Telegram, Pavel Dúrov, de origen ruso, fue detenido en Paris el pasado sábado, acusado de complicidad en relación a los delitos que se producen a través de la aplicación de mensajería. El miércoles obtuvo libertad condicional, con la condición de pagar 5 millones de euros como fianza y prohibición de salir del territorio francés.
Su detención abrió muchas incógnitas. El debate sobre el control a las actividades ilícitas en internet tiene largo recorrido y difíciles soluciones. En cierto sentido, podemos establecer que se pueden aplicar los mismos mecanismos que en cualquier otro contexto. ¿Detendríamos a un alcalde por no ser capaz de erradicar la delincuencia en su ciudad?
El auge de las redes sociales y los nuevos servicios de mensajería instantánea han creado un escenario novedoso que ha sido utilizado con distintos fines, desgraciadamente, no todos positivos.
Se constata que grupos al margen de la ley han aprovechado estas vías de comunicación para promocionarse, coordinar acciones violentas o captar nuevos miembros. Un ejemplo destacado y conocido por todos ha sido el uso que, desde su fundación, hizo el Estado Islámico de las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea para estructurar una red internacional. Sin embargo, volvemos a lo mismo, este tipo de acciones también se producía en las calles, ¿podríamos detener a los alcaldes de las ciudades por ello?
Otra de las consecuencias negativas del auge de........