Tras la debacle del partido de Emmanuel Macron en las pasadas elecciones al Parlamento europeo, el actual presidente de la República francesa -aún antes de que se hicieran públicos todos los datos oficiales sobre los comicios- anunció un adelanto de las elecciones legislativas en la nación gala.
Esta decisión, así como la premura en los tiempos para la organización de estas nuevas elecciones --previstas para el 30 de junio (primera vuelta) y 7 de julio (segunda vuelta)--, ha creado un tsunami político en el país.
Las fuerzas del ala derecha, Los Republicanos y el partido Reconquista, han protagonizado estos días profundos enfrentamientos internos entre los partidarios de unirse en alianza al partido Agrupación Nacional, de Marine Le Pen, y los que rechazan este posible acuerdo.
Por otro lado, las fuerzas identificadas como el ala izquierda, el Partido Socialista; la Francia Insumisa, de Jean-Luc Mélenchon; el Partido Comunista y Los Verdes, anunciaron un acuerdo para acudir de forma conjunta a estas elecciones legislativas como un Nuevo Frente Popular.
Sin embargo, esta es una alianza compleja, que atiende a esta coyuntura específica interna, pero que tiene profundas debilidades. Por ejemplo, los posicionamientos antagónicos de estos partidos en temas fundamentales de la política internacional francesa, como el rol que debe asumir la República en relación con Ucrania o con Palestina.
Emmanuel Macron llegó a la presidencia en 2017, ganando en primera vuelta con un 24 % de apoyos, y confirmado en la segunda vuelta, tras vencer a Marine Le Pen del entonces llamado Frente Nacional. En las elecciones presidenciales de 2022 se volvió a repetir este escenario, y Macron volvió a ganar en segunda vuelta contra Le Pen.
Sin embargo, la tercera fuerza política, representada por la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, logró su mejor resultado en comparación con las candidaturas previas a las que se había presentado, un ascenso que ha seguido su curso........