[En la foto: manifestantes llevan un modelo del primer misil hipersónico de Irán, Fattah, en Teherán, el 15 de abril de 2024.]
El 13 de abril veíamos unas imágenes impensables hace no mucho tiempo: los misiles iraníes sobrevolaban la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén. La operación 'Verdadera Promesa', llevada a cabo por el gobierno persa, se producía a modo de represalia ante el ataque israelí contra una sede diplomática iraní en Siria.
Israel vulneró la Convención de Viena atacando a servicios diplomáticos de Irán. Del mismo modo, ante el silencio y el bloqueo para articular una condena en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la República Islámica llevó a cabo este ataque controlado, que, no obstante, servía para poner en alerta a las autoridades sionistas y visibilizar las fallas de su sistema defensivo.
La consecución de estos acontecimientos revelaba varias cuestiones: en primer lugar, la vulneración sistemática por parte de Israel de todo el derecho internacional; en segundo lugar, la impunidad para cometer estos crímenes y quién esta detrás de la misma; y, en tercer lugar, que Irán no iba a consentir que se vulneraran sus derechos como nación soberana y en el caso de que la vía diplomática fuese anulada, tenían los medios para seguir opciones alternativas, incluida la militar.
Ante este escenario, cualquiera podría pensar que Israel se lo pensaría dos veces antes de volver a actuar contra la soberanía del país persa; sin embargo, esto no ha sido así y el asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniya —que se encontraba en Teherán como invitado oficial de la República Islámica de Irán para la toma de posesión del nuevo presidente, el pasado 31 de julio—, por parte de las fuerzas del régimen israelí, nos devolvía, otra vez, al escenario que ya........