Faltan apenas unas pocas semanas para que se cumpla el primer año del mandato presidencial de Javier Milei y siguen siendo muchas las voces que hablan de la reacción popular que se podría desatar como respuesta a los efectos de sus políticas sobre las condiciones de vida de la mayoría de la población.
En esta línea de razonamiento se concluye que una vez producido el despertar de la protesta plebeya –adormecida hasta ahora– su virulencia podría llegar a provocar una mayúscula crisis social e institucional. El supuesto implícito que subyace a esta conjetura es el recuerdo de las multitudinarias y policlasistas protestas del 19 y 20 de diciembre del 2001 que provocaron el derrumbe del Gobierno de derecha.
Pero la selectividad de la memoria omite recordar que aquellas fueron el corolario de un ciclo que recién se puso en marcha siete años después que Carlos Saúl Menem, nefasto predecesor del actual Gobierno, diera comienzo a su experimento neoliberal y cinco años después de la puesta en marcha de la Convertibilidad el 1 de abril de 1991. El epicentro inicial de la protesta –que más tarde se generalizaría– se localizó en Cutral Co y Plaza Huincul como respuesta a la ola de despidos decretada por YPF. De hecho, los trabajadores estatales fueron los protagonistas principales de estas........