Pasan los días, las semanas, los años, y el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), continúa con un apoyo mayoritario. Cuenta con una imagen positiva alta y estable a lo largo de todo su mandato. Y no importa qué encuesta consultes. Todas coinciden en el mismo veredicto: dos tercios de la población está con AMLO.
La esencia es básica, pero no por ello sencilla: hacer Política. Sí, Política. Esta palabra, maldita para muchos, que AMLO pone en valor a contracorriente de quienes la consideran una reminiscencia del pasado.
Para el presidente mexicano, la Política es un arte noble. Esto es algo que dice constantemente y, lo que es aún mejor, se esmera en ponerlo en práctica de múltiples maneras.
En primer lugar, parte de convicciones; sin ellas, no se puede hacer política. Esto no significa ser dogmático, pero tampoco moderado ni fanático del centro. Todo lo contrario, defiende ideas, valores y principios. Y esta matriz ideológica le sirve como ancla sólida cada vez que tiene que lidiar con una coyuntura compleja. Así se mueve tácticamente. Lo necesario, pero sin dejar de avanzar en lo definido previamente como estratégico.
Esto, además, tiene un correlato inmediato: le permite fijar el adversario político sin ambigüedades. Esta es una cuestión fundamental para evitar confusiones entre la ciudadanía cada vez que hay que tomar partido, sea a la hora de votar o, sencillamente, en la cotidianeidad de una discusión familiar.
En segundo........