Un año ya de dolor y de ausencias. Un año de afrenta contra la opinión de unos medios vendidos y vencidos, un año de propaganda nefasta, un año de guerra indómita, y así y todo precavida. Una guerra en defensa de un pueblo, en defensa del mundo. Una guerra atroz como todas las guerras, pero en las que se toman precauciones, se avisa, se espera… Israel sigue estando ahí, irredenta, es necesario que esté y que estemos todos por los rehenes, por sus hijos, los hijos de Israel, y por Occidente.
Desde que empezó la guerra en Ucrania, invadida por un oligarca criminal, que tirotea a periodistas, envenena a opositores, apenas se duerme en Europa; sin darnos cuenta la alerta, el sobresalto, pasó a formar parte de lo cotidiano. Pero, desde hace un año esa alerta se ha duplicado, el sobresalto ha hecho un pozo muy dentro, pendientes de la vuelta de los rehenes. Todos, vivos o muertos; desgraciadamente algunos muertos. Y a la espera de dos caritas, de las de Kfir y Ariel Bibas, con sus padres.
Que a un año el presidente francés Emmanuel Macron haya pronunciado la infamia de una rendición en nombre........