Nada de batallas culturales

Lo ha escrito Ignacio Camacho con ese tono de reprimenda que desprenden todos los escribas del mito del 78. Las guerras culturales conducen a derrotas electorales, sostiene el Michavila periodístico de Génova 13, edificio en el que no cabe un gurú más. Defender principios o plantear cualquier batalla ideológica es una ordinariez impropia de las almas más puras y centristas, llamadas a gestionar las santísimas cuadrículas del Excel y estampar la firma donde diga don PSOE.

Para el universo genovés la cultura y el mundo de las ideas son un espacio cerrado, un coto de caza privado al que sólo se accede con invitación del señor del cortijo. Presentaciones de libros, tertulias y alguna que otra cena de asociaciones afines. Ni siquiera allí sucede gran cosa, pues han privatizado la conversación pública reduciéndola a una reunión de iguales que ejerce el monopolio no para hacer propuestas, sino para evitar que otros las hagan. Son los piquetes del pensamiento que impiden el libre mercado (el de verdad) para que nadie combata —aunque sea en la desproporción del tirachinas contra el transatlántico, en palabras de García— la hegemonía progresista.

Décadas de rendición han moldeado espíritus endebles y actitudes derrotistas que no conciben alternativa al rodillo ideológico progresista que domina occidente........

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