El mayor espectáculo de manipulación de la historia moderna se produjo el 11 de marzo de 2004 y lo llevó a cabo la oposición con sus periodistas afines, que iban a pasarse cuatro años más en el dique seco y de pronto vieron la posibilidad de pescar en las aguas revueltas del atentado. Funcionó, pescaron con el «pásalo», y nadie les pidió cuentas. La inmunidad de algunos, ya sabes. La gran diferencia es que entonces nadie pudo publicar una cronología como la que ha hecho Iker Jiménez, porque las tres capas de calzoncillos no formaban parte de una continuidad informativa incierta sino de una desvergonzada trola.
En medio de la pésima gestión del Gobierno en el 11M, a nadie se le ocurrió ocultar la cifra de víctimas; pocas horas después del atentado conocíamos el número exacto de fallecidos y una aproximación bastante fidedigna de los heridos. Dos semanas después de las inundaciones, nadie se cree la cifra de fallecidos, que apenas se ha actualizado desde los primeros momentos, lo que significaría el milagro de que, tras remover toneladas de escombros, no haya aparecido casi ningún cuerpo más, algo demasiado feliz como para ser cierto.
Pero la verdad no vale nada desde que Sánchez preside el Gobierno de la Mentira. Cuando hace unos meses, asediado por investigaciones judiciales y mediáticas, decidió impulsar su plan........