Se ha publicado recientemente el último libro de Pío Moa, El PSOE en la historia de España. Con independencia del debate historiográfico, Moa se ha convertido en una actitud y un destino: una actitud intelectual de oposición; un destino de ostracismo. En cierta medida, descorrer el velo nos hace a todos un poco Pío Moas, nos desfrivoliza y nos empecina.
En su libro —a nadie puede sorprender— hace un balance negativo del PSOE, al que considera, sin embargo, el partido más influyente en cien años, muy superior política e ideológicamente al PP.
Su impacto alcanza varias fases: en la Restauración fue negativo, ayudó a traer y también a destruir la República, se fue de vacaciones durante el franquismo y ha dominado el 78, dándole su dirección histórica. Paradójicamente, sólo tuvo una labor constructiva real, positiva y plausible en la dictadura de Primo de Rivera. En la otra, la de Franco, no estuvo ni en un lado ni en otro. Pero conservó el nombre y su gran virtud, consistente en no ser el Partido Comunista. El PSOE no era anarquista ni comunista, ni tenía el pecado de origen de los exfranquistas neodemócratas, así que las siglas del PSOE eran perfectas en la Transición (antes de la Transición) para........