La real amenaza

No somos cabalmente conscientes los colombianos del nivel de degradación política, administrativa y judicial en la cual cayó y se consume cada día más el país. Hace años superamos el asombro, el estupor, respecto a sucesos lesivos a la integridad y dignidad nacionales; de a pocos vinimos normalizando la anormalidad, trastocando el delito en todas sus modalidades, la muerte, la destrucción, en factores integrados sin reparo al cotidiano devenir, y a sus tétricos oficiantes como gente del común, incluso se les otorgó brillo y relieve social, al punto de convertir a Pablo Escobar, a Tirofijo, Jojoyes y demás monstruos de maldad, en iconos “exportables”, en paradigmas, modelos a emular.

En ausencia de restricciones éticas, ante la laxitud........

© La Crónica del Quindío