Operación Remate

No contentos Maduro y su nomenclatura con sacar del camino a las “Corinas” - gracias a todo tipo de triquiñuelas- decidieron que, horas antes iniciar el sainete electoral, solo ciertos “observadores” podrían ir a “monitorear” las mal llamadas elecciones presidenciales. Las imágenes de Miguel Ángel Rodríguez Echavarría (Costa Rica) y Marta Lucía Ramírez (Colombia) queriendo viajar a Caracas en compañía de los expresidentes, Jorge Quiroga (Bolivia), Vicente Fox (México) y Mireya Moscoso (Panamá) anunciaban la tormenta que se iba a desatar el 28 de julio.

Entre los que el chavismo permitió que ingresaran se encontraban: Celso Amorin (Brasil), José Luis Rodríguez Zapatero (desde España y guardando un muy bajo perfil) Leonel Fernández (República Dominicana) y un par de colombianos política y jurídicamente muy cuestionados, Ernesto Samper y Rodrigo Londoño, mejor conocido como Timochenko.

En efecto, a medida que el reloj se acercaba al inicio de la jornada electoral, más inseguros se sentían al interior del bloque chavista en el poder. De tal suerte, la izquierda venezolana jugó con el famoso chantaje “paz o guerra” o con producir un baño de sangre si los resultados electorales no le eran absolutamente favorables. Lo que le valió un rechazo total, por ejemplo, de mandatarios como Lula da Silva, quien horas después cambió extrañamente de actitud.

Llegado así el 28 de julio, las imágenes que se difundían desde diferentes puntos de la geografía venezolana eran de altísima tirantez, peligrosa tensión y agudo nerviosismo. No era para menos, 25 años sosteniendo una soberana mentira política, una economía arruinada,........

© Kienyke