Este gobierno cocina sus decisiones en las recetas de la ideología. Y ello implica que las decisiones, antes de tomarlas ya están tomadas, las toma el dogmatismo como en otros contextos, las toma el miedo o el carácter. Petro no decide, sino que la ideología decide por él y, entonces, Petro es predecible, es rehén del dogma. Esa es su trinchera de combate y su cárcel.
Y un fanático político e ideológico atropella todos lo que está fuera de su marco y ante ello no puede haber neutralidad ni silencio. Por eso, ni los cesarenses, guajiros, los gremios, los gobernantes ni los políticos pueden permanecer neutrales ni mudos. Sería un error, error que han venido, muchos, cometiendo.
En este sentido, recojo las palabras de Claudia........