Me recosté en la silla junto a mi hija a escucharla leer cuentos de Borges. “¿Terminaste tu artículo?”, me preguntó. Le contesté que me había aburrido, que mañana lo terminaré. Me ofrecí a leer uno de los cuentos. “Utopía de un hombre cansado” fue el que ella me designó. “Estoy cansado”, le dije. “¿Cansado?”. “Sí, mucho”.
Cansado me he venido sintiendo desde hace unos meses. Inmensamente agotado. Me mantengo en pie y emprendo mis labores con un desaliento que no logro comprender. No niego que la situación del país me deprime y que el no ver el futuro con fe y esperanza me acongoja y mi cuerpo se siente aporreado y mi mente no logra sobreponerse al infortunio.
En la quinta página del cuento leí:
“-¿Qué sucedió con los gobiernos?
-Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura y nadie en el planeta los acataba. La prensa dejó de publicar sus elaboraciones y sus efigies. Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos curanderos. La realidad sin duda habrá sido más compleja que este resumen.”
Le dije que lo utilizaría en mi texto.
Aunque estaba escribiendo lo siguiente:
No somos pocos los que somos conscientes de que Colombia está pasando por el peor momento de su historia y para un país que ha vivido........