Cada día que pasa aparecen motivos de sobra para que nos sintamos humillados y ofendidos. No recuerdo la trama de la novela de Dostoievski, pero su título ha quedado grabado en mi memoria de manera indeleble y no es extraño que sea lo primero que me llega a la mente cuando pienso en cómo nos sentimos los colombianos ante lo que ha venido ocurriendo en el melancólico momento por el que pasamos cuando cosechamos el fruto podrido de años de mediocridad en la gestión pública y de tolerancia excesiva, y hasta cobarde, de parte de nosotros los ciudadanos. Hemos caído muy bajo con el presente gobierno en el que cada una de sus acciones, impregnadas de corrupción y mala fe, no solo tienen como fin el satisfacer apetitos personales, sino que también buscan humillar y ofender a su pueblo como una estrategia de sumisión, la misma que vimos con cierta indiferencia como se les aplicaba a nuestros hermanos venezolanos es la que venimos padeciendo, de manera continua y sistemática, en los........