En Europa, aceptamos con demasiada naturalidad la expresión “reforma laboral” y ya se nos ha olvidado lo que realmente significa este concepto: el hecho de que brazos y piernas, cerebros con todas sus neuronas, el cuerpo en su totalidad es objeto de compra y venta, como si de transacciones comerciales se tratara. Por lo tanto objeto de manipulaciones, desplazamientos, explotación y consumo, como si se tratara de una mesa, de un frigorífico, o de una mula.
Cuando en España – y en toda Europa- hablamos de reforma laboral, hablamos de algo muy serio. El liberalismo nos ha advertido durante décadas contra todos los proyectos totalitarios de “ingeniería social” orientados a imponer modelos de relaciones humanas contradictorios con la “naturaleza”. Frente a la tentativa de “regular” modos de propiedad y de intercambios colectivos, el liberalismo ha pretendido siempre que “lo natural” es que los individuos acudan al mercado no solo a comprar una casa, la ropa, la comida, sino también a venderse a sí mismos. Una “reforma del mercado laboral” es algo más profundo y radical que una reforma del Código Penal porque no trata de introducir cambios en la regulación social, sino en la naturaleza misma. Utilizando una metáfora literaria, una reforma laboral trata de reestructurar la naturaleza humana.
Como sabemos, llamamos “crisis” a la dificultad que tienen los ricos y poderosos en mantener el........