Acabó de mantener una hermosa y amistosa discusión sobre el balance de la CNT durante la República, antes del golpe militar-fascista. Por supuesto, son unas notas con la mala intención de provocar el debate por encime de los cánones establecidos aquí y allá.
La actuación de la corriente anarcosindicalista en la crisis española de los años treinta, tuvo al menos dos aspectos centrales. En primer lugar, se opuso a la Republica, que, ciertamente, los trató peor que a la derecha ultramontana, Azaña y la derecha socialista lo veían como fuera de lugar pero su representatividad era ciertamente profunda, sobre todo en Cataluña, Andalucía, País Valenciano, Aragón… De otro lado, en ausencia de una orientación elaborada, se dividió entre el rechazo y la tentativa de crítica sin perder los puentes con otras izquierdas tal fue el caso de los dirigentes sindicales moderados (Pestaña y Peiró) que apoyaron la República y le dieron un margen para consolidarse, y la actitud insurreccional de la FAI, convencida de que la revolución proletaria era una meta inmediata. Por otra parte, el cenetista militante votaba a los partidos republicanos (ERC en Cataluña, pero a los “marxistas”) o socialista, al margen del apoliticismo oficial, preminente en las alturas pero mucho menos en la base que simpatizaba con su radicalidad pero que raramente pertícipaba en sus disputas internas.
En los primeros años los sectores de la FAI desplazaron de la dirección a los sindicalistas pragmáticos que pretendían organizar al sindicato como fuerza capaz de gestionar el sistema productivo; un opción que conviene........