Creo que uno de los alimentos más necesarios para la gente que lucha, es la buena literatura social. Esas grandes narraciones que le pueden ayudar a situarse, a estimar y a comprender. Novelas como “Las uvas de la ira”…
Al igual que hizo Celaya con la poesía, se podía hablar de una literatura necesaria como el pan de cada día, de una escritura que toma partido hasta mancharse…Creo que las buenas novelas sociales siguen vivas, prosiguen una potente tradición. Ahora, todo indica que dicha novela social se está expresando preferente a través de la “novela negra”, siguiendo la huella de Dashiell Hammett. Hammett nos lleva además al “thriller”. Concretamente a un género cinematográfico que estuvo en el punto de mira de la reacción que dio su nombre Joe Macarthy, que apuntaba contra el cine, pero lo que quería de verdad, era desarmar la clase obrera organizada.
No voy a entrar en el asunto de los índices de lectura entre las nuevas generaciones, en esos datos que se escuchan hasta entre las vanguardias que lo lamentan. Ahora no leen ni los militantes, escucho repetir. Pero me gustaría comentar que en otros tiempos, las cosas no eran diferentes. Servidor no vio una biblioteca pública de barrio hasta que viajó por Europa a finales de los sesenta. En aquel tiempo, ver gente leyendo en una viaje de metro o de tren, no era precisamente habitual, antes al contrario. En un lejano encuentro. Juan Eduardo Zúñiga, que conoció demasiado bien la posguerra, me contaba que por entonces, los editores apenas sabían distinguir entre un libro y un chorizo. En aquellos tiempos, un obrero que leía, suscitaba sospechaba. Había una idea muy extendida de que eso era propio de gente “de la otra acera”. Sin embargo, aquella noche negra dio paso a otra realidad, más intranquilizante para la gente de orden, pero muchísimo abierta y participativa para los de abajo. Llegó un momento en el que lo impropio era no leer. Yo pienso que el cambio se está dando, por lo menos, ahora se lee más, sobre todo, se lee más sobre lo que está pasando…
Pero a lo que íbamos.
Durante “toda la vida”, la lectura ha resultado una conquista para los trabajadores, una acción adversa al destino de ignorancia que le venía marcado para no ser nada, o sea a no tener conciencia. Sobre esto hay una vieja anécdota del señor al que le dicen que sus trabajadores están durmiendo, a lo que éste responde: “eso significa que están cansados, y que no piensan en otra cosa”; pero cuando le dicen que están........