Sí el 4 de junio de 1884 en Jerez no pudo ser ocultado, entre otras cosas porque se trataba de darles la mayor publicidad posible a la llamada “Mano Negra” para escarmientos de los trabajadores que osaran desafiar a patronos y autoridades, lo sucedido el sábado 4 de febrero de 1888, en la plaza del viejo pueblo de La Mina, en plena regencia de María Cristina, la soldadesca del Regimiento de Pavía disparó a bocajarro contra las mujeres, ancianos, niños y trabajadores que se manifestaba por mejoras en los salarios y en las condiciones de trabajo, y contra los humos tóxicos que hacían irrespirable el aire. Los portavoces oficiales hablaron de 14 víctimas, pero el escritor Juan Cobos Wilkis, autor de El corazón de la tierra, nos dice que “…el sentido común te dice que fueron muchos más, entre 100 y 200 personas. Porque los soldados hicieron tres descargas con sus fusiles a bocajarro, y la plaza de la Constitución de Minas de Río Tinto estaba llena a rebosar. A aquella manifestación acudieron más de 12.000 personas de toda la comarca”.

Se sabe que miles de personas huyeron despavoridas, arrasando todo lo que se encontraba a su paso. No hay una lista oficial de muertos, entre otras cosas porque las autoridades se deshicieron de los cuerpos arrojándolos a las escombreras, lo que dificultaba realizar un recuento de víctimas. En los días posteriores a la tragedia, los heridos permanecían escondidos por temor a las represalias, pese a que el gobernador civil publicó un bando en el que explicaba que la compañía británica no descontaría el salario de aquel 4 de febrero. Los pocos muertos que fueron asentados en el Registro de defunciones con la declaración de que las causas habían sido por una masiva y repentina “hemorragia interna”, todas ocurridas el mismo día y a la misma hora en la misma Plaza Pública…

Algún diario republicano pidió cuentas, así por ejemplo, en el periódico “La Coalición Republicana”, el........

© Kaos en la red