Contemplamos atónitos a la vez el desparpajo criminal de Israel en Cisjordania y Gaza y la aceptación, la indiferencia y hasta el apoyo militar y comercial de la parte rica del mundo que se llama democrático al exterminio de un pueblo sin que eso tenga consecuencia alguna. Y esto resulta tan sorprendente como despreciable y abominable a la mirada de alguien con un mínimo de decencia porque ya no deberíamos estar en la prehistoria, pero estamos. Y de haber triunfado el cristianismo o el verdadero comunismo habríamos entrando en una era de paz, justicia y prosperidad hace mucho. Pero triunfó la Iglesia sobre sus cimientos y el capitalismo en Europa y Oriente sobre los del comunismo. ¿Habrá pasado eso parecido entre los buenos propósitos de la democracia y lo que vemos en ellas hoy?
Una parte importante de la humanidad vivimos en estados donde se elige a los gobiernos en las urnas, y que solo por eso se llaman democráticos o Estados de Derecho. Aunque difieren mucho entre sí entre la escasez y la nada en calidad democrática y respeto a la voluntad y derechos humanos y sociales con lo que buscan una imagen presentable, todos los partidos y gobiernos del mundo rico que se autoproclaman demócratas y civilizados tienen algo en común: aman la propiedad privada como pilar sagrado y odian al comunismo y a todo lo que pueda recordarlo.
Ciegos peligrosos
Con su estrecha, egoísta y mezquina manera de entender la vida, las........