Por Bernardo Cerdeira y José Welmowicki
En el momento de escribir este artículo habían transcurrido 420 días desde el genocidio perpetrado por el Estado nazi de Israel contra la población de Gaza, con un saldo de 44.000 muertos y 104.000 heridos. A estos crímenes podemos sumar 800 muertes en Cisjordania, 3.600 en el Líbano; 11.700 palestinos encarcelados por Israel en Cisjordania y muchos miles más en Gaza (no existe ningún recuento conocido).
El genocidio actual (el genocidio histórico contra los palestinos, que dura ya más de 70 años) es el fruto de una guerra que comenzó con el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023, pero que Israel aprovechó para desatar la masacre de la población civil en Gaza y una guerra regional atacando en siete frentes, algunos con más intensidad y enfrentamientos diarios (Gaza, Líbano y Cisjordania), otros con bombardeos más esporádicos de lado a lado (Yemen, Irak e Irán) y los ataques a Siria por parte de Israel.
En otros artículos anteriores, la LIT había señalado algunos elementos centrales de la situación de guerra en curso:
En primer lugar, hubo … un relativo fortalecimiento de Netanyahu e Israel inmediatamente después de la ofensiva en el Líbano, el asesinato de Nasrallah y de la mayor parte del liderazgo de Hezbolá y de Sinwar, el principal líder de Hamás.
Al mismo tiempo, se advirtía que: (…) este fortalecimiento es relativo porque la resistencia palestina y de Hezbolá no fue derrotada. Aunque las victorias israelíes han sido producto de su superioridad militar, particularmente en el aire y en el campo de la inteligencia, Israel también está sufriendo pérdidas (más de las que afirma).
Además, Israel no ha logrado estabilizar su ocupación terrestre de Gaza y del sur del Líbano. La historia ya ha mostrado que las guerras de liberación nacional en las que participan millones de personas pueden derrotar las ocupaciones de tierras incluso por de los ejércitos más fuertes, como en el caso de Vietnam, Irak, Afganistán o hasta la derrota de Israel a manos de Hezbolá en el Líbano en 2000 y 2006.
Por otro lado, alertaba que: (…) Las victorias israelíes exigen una política de contrarrevolución permanente, de expansión de la Nakba en el plan del «Gran Israel». Externamente, Israel sigue perdiendo la batalla por los corazones y las mentes de las clases trabajadoras y de la juventud, con un creciente rechazo a Israel entre una parte significativa de las masas del mundo y tensiones entre las masas árabes contra la capitulación de los gobiernos de la región ante el genocidio sionista.
Apenas 15 días después de estos hechos, se confirmó el acierto de la caracterización de que el fortalecimiento del gobierno de Netanyahu era relativo y que las victorias de Israel con el asesinato de la mayor parte de los dirigentes de Hezbolá, y de Sinwar de Hamás, aunque muy importantes, eran tácticas y no superaban las agudas contradicciones de Israel. De hecho, la realidad ha mostrado que estas contradicciones son más profundas.
Recuperación de Hezbolá y guerra regional
Como en toda guerra, es necesario analizar, en primer lugar, la situación en el campo de batalla. El ataque de Israel al Líbano y el intento de invadir y ocupar el sur de este país marcaron un nuevo nivel para la guerra, que ahora puede caracterizarse ya como una guerra regional. Aunque Hezbolá sufrió un duro golpe con el asesinato de su secretario general y de la mayor parte de sus dirigentes, los días siguientes mostraron que esto no destruyó sus capacidades militares.
Por el contrario, Hezbolá intensificó su acción militar en ambos terrenos: los bombardeos sobre el norte y el centro de Israel y el enfrentamiento terrestre con las divisiones israelíes que intentaban ocupar el sur del Líbano, muestran una alta capacidad de recuperación.
En la guerra aérea, los drones y los misiles están cumpliendo un papel fundamental. El Canal 12 de la televisión israelí destacó que, desde principios de noviembre de 2024, se ha lanzado un número récord de drones hacia Israel, en medio de una guerra en múltiples frentes, observando que «en las últimas semanas, los lanzamientos de drones se han vuelto una rutina».
El canal informó que en los primeros 13 días de este mes, hubo 40 ataques con drones, con un promedio de 3,3 ataques por día, con múltiples drones en cada ataque, lo que totalizó una cifra de «1.300 drones lanzados desde todos los frentes» hacia «Israel», desde finales de octubre de 2024. El canal también señaló que 61% de los drones lanzados hacia “Israel” en noviembre se originaron en el Líbano, y un gran número también provino de Yemen y de Irak.
El mismo canal informó que desde el inicio de la guerra, más de 200 drones han penetrado con éxito las defensas aéreas y alcanzado objetivos, lo que confirma que estos drones han causado grandes pérdidas y daños en los últimos meses. En octubre, por ejemplo, un dron de Hezbolá atacó el campo de entrenamiento de la Brigada Golani en Binyamina, una ciudad al norte de Tel Aviv, matando a cuatro soldados e hiriendo a sesenta y un integrantes de la tropa.
El 14 de noviembre,, Hezbolá anunció que por primera vez lanzó un enjambre de drones unidireccionales contra la base Kirya, en la ciudad de Tel Aviv, que alberga la sede del Ministerio de Seguridad de «Israel», el Estado Mayor General, la Sala de Gerenciamiento de Guerra y la autoridad de monitoreo y control de guerra de la Fuerza Aérea.
El 16 de noviembre, Hezbolá atacó Haifa, la tercera ciudad más grande de Israel, con misiles y drones que alcanzaron varias bases militares, incluido el cuartel general del comando naval Shayetet 13 en Atlit, al sur de Haifa, la Base Naval Stella Maris, las Bases Técnica y Naval de Haifa, la Base Tirat Carmel y, por primera vez, la Base de Combustible Nesher.
La situación en el frente de guerra libanés ha cambiado. Israel intentó ocupar el sur del Líbano para crear una zona de exclusión que impidiese a Hezbolá lanzar misiles y drones contra objetivos militares y ciudades del norte y centro de Israel, lo que provocó el desplazamiento de 100.000 refugiados internos.
Para eso, envió 50.000 soldados y sus mejores divisiones, incluida la Brigada Golani, para intentar invadir y ocupar el sur del Líbano. El intento de invasión encontró una fuerte resistencia por parte de Hezbolá, lo que llevó a combates directos. Israel fue repelido, con grandes pérdidas, y no pudo ocupar, limitándose a incursiones en algunas aldeas. A partir de entonces, retrocedieron hacia Israel y, hasta la fecha en que fue escrito este artículo, no pudieron ocupar el Líbano, sólo lo bombardearon.
Guerra en suelo: muertos y heridos en el ejército israelí
Aunque el mando de las fuerzas armadas israelíes oculta a menudo las cifras de víctimas, como parte de una política sistemática bajo el pretexto de «censura militar», el ejército israelí reconoce la muerte de 793 soldados desde el inicio de la guerra.
Los datos también revelan que 192 oficiales israelíes fueron muertos, lo que indica que uno de cada cuatro oficiales muertos era un comandante. Entre los muertos se encontraban 67 comandantes de pelotón, 63 comandantes de compañía, 20 vicecomandantes de compañía, 7 comandantes adjuntos de batallón, 5 comandantes de batallón y 4 comandantes de brigada. Del total de víctimas mortales, 48% eran reclutas, 18% cumplían en «servicio permanente» y 34% eran reservistas.
El 14 de noviembre, el Canal 14 informó que, en 48 horas, 11 oficiales y soldados israelíes murieron y más de 10 resultaron heridos en batallas en Gaza y el Líbano. La tendencia al aumento de las bajas con el nuevo frente en el sur del Líbano queda demostrada por la decisión de las Fuerzas Armadas de Israel de abrir 600 nuevas sepulturas en el cementerio militar.
Según datos proporcionados por la prensa israelí y de algunos medios árabes como Al Mayadeen y Al Jazeera, las bajas en el frente del sur del Líbano ya han superado los 98 muertos y los 1.000 heridos en tan sólo las primeras 4 semanas del intento de invasión terrestre por parte de las fuerzas militares sionistas, afectando fuertemente el dispositivo militar sionista.
Tanto o más importante que el número de víctimas fatales es el número de heridos de las Fuerzas Armadas de Israel en ese año de guerra,porque afectan a su capacidad operativa y la moral de la tropa. El Ministerio de Salud de Israel anunció el 14 de noviembre que el número total de ingresos hospitalarios desde el 10 de octubre de 2023 llegó a 22.047.
De ese total, el Departamento de Rehabilitación del Ministerio de Seguridad israelí reveló recientemente que ha recibido para rehabilitación al menos 12.000 soldados desde el inicio de la guerra en octubre de 2023, incluidos aquellos diagnosticados con Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).
Aproximadamente 43% de los 12.000 soldados sufren de trastorno de estrés postraumático, mientras 14% sufrió heridas de moderadas a graves, incluidos 23 casos de traumatismo craneal grave, 60 casos de amputación y 12 que perdieron permanentemente la visión.
Sólo durante la semana del 7 al 14 de noviembre, el Ministerio registró 321 heridos. Entre ellos, se cuentan 21 casos en el norte de Israel (en 24 horas) y 202 heridos desde esa última actualización.
Las internaciones afectan a poco más de 5% de las FOI [Fuerzas de Ocupación Israelí – FOI], que están compuestas por aproximadamente 450.000 efectivos: 150.000 permanentes y 300.000 reservistas, es decir, 66% de los soldados de la ocupación son reservistas, y decenas de miles de ellos están en función de apoyo y no de........